Entendemos por misión la solución a una problema que demanda la sociedad, es lo que damos a cambio de lo que recibimos, y debe estar en equilibrio para que la balanza de la justicia te recompense y remunere como te mereces.
Una empresa sin misión puede ser altamente peligrosa en un mercado en el que la competencia tan agresiva acelera sin compasión tu desaparición del mercado.
Nadie te regala nada en un mercado donde, la infidelidad es una constante provocada por la tecnología, donde las distancias dejen de ser un impedimento para que compres lo que desees al instante de un sólo click en el lugar más remoto del planeta.
La Misión es el elemento que le da equilibrio y balance a tu visión comercial, te protege de las adversidades y te fortalece en el trayecto hacia tus objetivos, cuanto más ambiciosa sea la misión más probabilidades tienes para expandir y desarrollar tu negocio y visión comercial. Ambas actúan al unísono y dan sentido al emprendedor de cualquier negocio.
Un ejemplo para ilustrar este hecho es la madre Teresa de Calcuta, una gran misionera y con una ambición poderosa, que le permitía la materialización de todos sus proyectos y tener una fé inquebrantable para llevar a buen fín sus objetivos.